Cultura Interamericana



Cultura Interamericana
por Selene Peralta Oficina de Cultura ODC MINNUM 2013


De virreinatos y conquistas: 
América Latina



Pocas veces se habla de un factor integrador en las sociedades de América Latina y que constituye una de las bases más importantes para la comprensión de nuestro pasado, presente y futuro.

Dicho factor, es el de una conquista española en común considerando diferentes momentos, escalas geográficas, entendiendo que cada proceso de conquista tiene sus peculiaridades. Sin embargo, debemos reconocer que es uno de los elementos que permiten que tengamos una vinculación más fuerte entre las diferentes regiones de América Latina, sobre todo por la instauración de un sistema de administración en común que fue el virreinato.

Pasemos revista al estudio de nuestros elementos en común.

¿Qué era un virreinato?
Debido a la gran extensión de las Indias, se precisó una organización política para administrar esos vastos territorios. En la Península Ibérica tiene su sede el Consejo de Indias para aconsejar al rey en todo lo referente al gobierno y justicia de los territorios ultramarinos. En América, las instituciones de gobierno más importantes fueron los virreinatos, las audiencias y los cabildos.

Debemos señalar que al hablar del sistema de administración que los españoles trajeron a América no debemos denominarlo como colonial. Las colonias difieren de los virreinatos en tanto que éstos fueron considerados desde el momento de la conquista como un homólogo frente a la metrópoli, que en este caso era España. Desde el inicio se estableció un pacto originario entre los administradores o conquistadores españoles en América con las autoridades españolas.[1] Diferente de lo que las colonias americanas en el siglo XIX constituyeron los sistemas imperiales de metrópolis poderosas como Inglaterra, Francia, Holanda.

El virreinato americano permitía de alguna manera la igualdad de representación para los propios americanos ante la metrópoli española.

Cada uno de los virreinatos en América tenía a su propio virrey. Éste era el representante directo del rey. Este cargo apareció en las  Capitulaciones de Santa Fé[2] que se firmaron entre Cristóbal Colón y lo reyes católicos en 1492. El cargo de virrey fue consolidándose en la medida en que el territorio americano fue conquistándose y conociéndose también. Recordemos que la conquista española fue un proceso paulatino y de difícil  asimilación tanto para españoles como para nativos americanos. El cargo de virrey reunía todos los poderes de gobierno capitán general, gobernador, presidente de la Audiencia, inspector de todo el sistema económico de su territorio. La duración del cargo dependía de la potestad regia.[3]



Cuatro virreinatos importantes



Los dos virreinatos más antiguos en América fueron el de Nueva España con capital en México y jurisdicción en todo el territorio de América Central y del Norte.

Este virreinato fue fundado en 1535. El primer virrey de este territorio fue don Antonio de Mendoza. La duración de Mendoza en el cargo fue excepcional, una vez que el sistema se consolidó un virrey podía esperar permanecer razonablemente en el puesto eran 6 años. 

Aunque esto no tenía que significar necesariamente el fin de sus funciones virreinales en Indias.


Don Antonio de Mendoza, primer virrey de la Nueva España.

El segundo fue el virreinato del Perú fundado en 1542 con capital en Lima y extensión por Sudamérica con excepción de Venezuela y Panamá. En 1543 se nombró a Blasco Nuñez de Vela como virrey del Perú.

Blasco Núñez de Vela.

Tanto los virreinatos del Perú como el de Nueva España constituyeron para la metrópoli española una fuente de recursos muy importante, pues en estas regiones la minería desempeñó un papel fundamental en el intercambio comercial.

En Perú la importancia radicó en las minas del Potosí, descubiertas en 1545. Al año siguiente se encontraron también grandes yacimientos en Zacatecas en el norte de México. Hacia 1570 la introducción del sistema de amalgama para refinar la plata con azogue trajo consigo incrementos en las exportaciones a la metrópoli.[4]

Sin embargo, en el siglo XVIII la administración española borbónica[5], para poder controlar mejor los territorios en Sudamérica decidió  fundar otros dos virreinatos. Uno de ellos fue el virreinato de Nueva Granada (1717) conformado por las naciones hermanas de Panamá, Colombia, Ecuador y Venezuela y cuya capital se encontraba en Santa Fe de Bogotá.

Virreinato de nueva Granada
El otro virreinato es el de Río de la Plata (1776) que tuvo su capital en Buenos Aires y que tenía jurisdicción en Argentina, Bolivia, el sur de Brasil, parte de Chile, Paraguay, parte de Perú y Uruguay.

En esta época, también se estudia la propuesta del visitador José de Gálvez (1720-1787) de fundar un nuevo virreinato al Norte de Nueva España para frenar la expansión angloamericana. Finalmente, sólo se crea la Comandancia General de las Provincias Internas de Nueva España, en 1776, con capital en Arizpe, y que comprende, de oeste a este, las provincias de California, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Nueva Vizcaya, Nuevo México, Nuevo Santander, Coahuila y Texas.

Visitador José de Gálvez

¿Y qué es lo que importa de los virreinatos americanos?
Es importante que tomemos en cuenta las bases históricas de las naciones americanas de hoy en día. Por eso es necesario el estudio de los momentos en que los nativos americanos entraron en contacto con los europeos, porque de alguna manera esto define lo que hoy en día somos como naciones latinoamericanas, una mezcla.

Debemos analizar e imaginar el choque cultural que sobrevino con este encuentro, es como si en pleno siglo XXI la humanidad se viera frente a otras manifestaciones de vida fuera del planeta tierra. Para el siglo XV, el encuentro del mundo europeo con los territorios americanos debió haber sido igual o incluso hasta más fuerte.

Las naciones americanas de hoy en día tenemos en común una tradición prehispánica más fuerte en algunas regiones que en otras, pero es indudable que el proceso de evangelización que los españoles iniciaron en territorio americano acompaña nuestro pasado y nuestro presente.

A raíz del choque entre estos dos mundos: el europeo y el americano hubo también una mezcla racial muy importante. Esto en la sociedad novohispana dio como resultado una estratificación de la población en donde era muy importante el color de la piel. Hoy en día eso caracteriza a las naciones americanas, la diversidad racial a lo largo y ancho de sus territorios.

La importancia de estudiar también los virreinatos americanos radica en reconocer que el idioma que la mayor parte de los países latinoamericanos habla es el español y eso es producto de la herencia hispana.

Es evidente que tenemos muchas aristas desde las cuales podemos emprender nuestro análisis de este factor integrador en América. Habría también que reconocer que no podemos tachar nuestra herencia hispana y concentrarnos solamente en defender el pasado indígena de cada una de las naciones. Es necesario que tomemos en cuenta que somos mezcla del mundo prehispánico y el europeo y que eso hace precisamente que Latinoamérica sea tan maravillosa en cuanto a expresiones de cultura.



Las sociedades latinoamericanas se caracterizan por la mezcla de razas que tuvieron lugar luego de la conquista española. El color de piel resultaba fundamental para establecer diferencias sociales y poder posicionarse en una pirámide donde la base la constituían los sectores más marginados mientras que los blancos, ocupaban la cima de la pirámide social.

 


Hay que destacar que una de las herencias en común que tienen las naciones latinoamericanas e precisamente la que tiene que ver con el proceso de evangelización. La mayor parte de los latinoamericanos profesan la religión católica que es una herencia hispánica muy fuerte y que no se puede ni debe negar, pues de hacerlo estaríamos negando un proceso histórico que define quienes somos actualmente. 


VER VÍDEO:





Fuentes:
Cortés Hernan, Cartas de Relación, México, Porrúa, 2007.
Servando Teresa de Mier, Historia de la Revolución de Nueva España, edición facsimilar de la de 1813, Londres, Guillermo Glindon imprenta.  
Gobierno de España. Ministerio de Educación y Cultura http://pares.mcu.es/Bicentenarios/portal/virreinatos.html




[1] El padre Fray Servando Teresa de Mier considerado como uno de los ideólogos más importantes del movimiento independentista en México en su Historia de la Revolución de la Nueva España alude al rompimiento del pacto originario entre americanos y españoles que se estableció en el momento de la conquista, cuando se les otorgó a los americanos las mismas posibilidades de participar en la toma de decisiones para el reino de España. Esto provocó serias dificultades porque tras la ocupación de las tropas napoleónicas en 1808 en España y no tener un rey español, los problemas de representación en América fueron sumamente difíciles y no había manera de representar los intereses de la propia América ante la metrópoli.
Para más información sobre el pacto originario entre conquuistdores españoles y la administración española véase: Hernán Cortes, Cartas de Relación.
[2] Las capitulaciones de Santa Fé fueron firmadas el17 de abril de 1492 en Santa Fe, Granada. Son acuerdos entre los reyes católicos y Colón con respecto a las atribuciones que éste tendría en tanto que se hallaran nuevos territorios.
[3] Esto quiere decir que el Rey español era quien decidía cuándo y por quién hacer el cambio de virrey en alguna de sus posesiones americanas.
[4] Leslie Bethell, ed., Historia de América Latina, Barcelona, 2° edición, t. II, Grijalbo-Mandori,  p. 30
[5] En 1700 se había llevado a cabo la Guerra de Sucesión española. Hasta ese momento había reinado la dinastía de los Habsburgo; sin embargo, al no haber heredero de esta casa reinante se recurrió a la dinastía Borbón que tenía descendencia francesa. Hoy en día la administración española continua siendo borbónica.