De virreinatos y
conquistas:
América Latina
América Latina
Pocas veces se habla de un factor integrador en las
sociedades de América Latina y que constituye una de las bases más importantes
para la comprensión de nuestro pasado, presente y futuro.
Dicho factor, es el de una conquista española en común
considerando diferentes momentos, escalas geográficas, entendiendo que cada
proceso de conquista tiene sus peculiaridades. Sin embargo, debemos reconocer
que es uno de los elementos que permiten que tengamos una vinculación más
fuerte entre las diferentes regiones de América Latina, sobre todo por la
instauración de un sistema de administración en común que fue el virreinato.
Pasemos revista al estudio de nuestros elementos en
común.
¿Qué era un virreinato?
Debido a la gran extensión de las Indias, se precisó una
organización política para administrar esos vastos territorios. En la Península
Ibérica tiene su sede el Consejo de Indias para aconsejar al rey en todo lo
referente al gobierno y justicia de los territorios ultramarinos. En América,
las instituciones de gobierno más importantes fueron los virreinatos, las
audiencias y los cabildos.
Debemos señalar que al hablar del sistema de
administración que los españoles trajeron a América no debemos denominarlo como
colonial. Las colonias difieren de los virreinatos en tanto que éstos fueron
considerados desde el momento de la conquista como un homólogo frente a la
metrópoli, que en este caso era España. Desde el inicio se estableció un pacto
originario entre los administradores o conquistadores españoles en América con
las autoridades españolas.[1]
Diferente de lo que las colonias americanas en el siglo XIX constituyeron los
sistemas imperiales de metrópolis poderosas como Inglaterra, Francia, Holanda.
El virreinato americano permitía de alguna manera la
igualdad de representación para los propios americanos ante la metrópoli
española.
Cada uno de los virreinatos en América tenía a su propio
virrey. Éste era el representante directo del rey. Este cargo apareció en
las Capitulaciones de Santa Fé[2]
que se firmaron entre Cristóbal Colón y lo reyes católicos en 1492. El cargo de
virrey fue consolidándose en la medida en que el territorio americano fue
conquistándose y conociéndose también. Recordemos que la conquista española fue
un proceso paulatino y de difícil asimilación
tanto para españoles como para nativos americanos. El cargo de virrey reunía
todos los poderes de gobierno capitán general, gobernador, presidente de la
Audiencia, inspector de todo el sistema económico de su territorio. La duración
del cargo dependía de la potestad regia.[3]
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Capitulaciones de Santa Fe http://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/Control_servlet |
Cuatro
virreinatos importantes
Los dos virreinatos más antiguos en América fueron el de
Nueva España con capital en México y jurisdicción en todo el territorio de
América Central y del Norte.
Este virreinato fue fundado en 1535. El primer virrey de
este territorio fue don Antonio de Mendoza. La duración de Mendoza en el cargo
fue excepcional, una vez que el sistema se consolidó un virrey podía esperar
permanecer razonablemente en el puesto eran 6 años.
Aunque esto no tenía que
significar necesariamente el fin de sus funciones virreinales en Indias.
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Don Antonio de Mendoza, primer virrey de la Nueva España. |
El segundo fue el virreinato del Perú fundado en 1542 con
capital en Lima y extensión por Sudamérica con excepción de Venezuela y Panamá.
En 1543 se nombró a Blasco Nuñez de Vela como virrey del Perú.
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Blasco Núñez de Vela. |
Tanto los virreinatos del Perú como el de Nueva España
constituyeron para la metrópoli española una fuente de recursos muy importante,
pues en estas regiones la minería desempeñó un papel fundamental en el
intercambio comercial.
En Perú la importancia radicó en las minas del Potosí,
descubiertas en 1545. Al año siguiente se encontraron también grandes yacimientos
en Zacatecas en el norte de México. Hacia 1570 la introducción del sistema de
amalgama para refinar la plata con azogue trajo consigo incrementos en las
exportaciones a la metrópoli.[4]
Sin embargo, en el siglo XVIII la administración española
borbónica[5],
para poder controlar mejor los territorios en Sudamérica decidió fundar otros dos virreinatos. Uno de ellos
fue el virreinato de Nueva Granada (1717) conformado por las naciones hermanas
de Panamá, Colombia, Ecuador y Venezuela y cuya capital se encontraba en Santa
Fe de Bogotá.
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Virreinato de nueva Granada |
El otro virreinato es el de Río de la Plata (1776) que
tuvo su capital en Buenos Aires y que tenía jurisdicción en Argentina, Bolivia,
el sur de Brasil, parte de Chile, Paraguay, parte de Perú y Uruguay.
En esta época, también se estudia la propuesta del
visitador José de Gálvez (1720-1787) de fundar un nuevo virreinato al Norte de
Nueva España para frenar la expansión angloamericana. Finalmente, sólo se crea
la Comandancia General de las Provincias Internas de Nueva España, en 1776, con
capital en Arizpe, y que comprende, de oeste a este, las provincias de
California, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Nueva Vizcaya, Nuevo México, Nuevo
Santander, Coahuila y Texas.
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Visitador José de Gálvez |
¿Y qué es lo que importa de los
virreinatos americanos?
Es importante que tomemos en cuenta las bases históricas
de las naciones americanas de hoy en día. Por eso es necesario el estudio de
los momentos en que los nativos americanos entraron en contacto con los
europeos, porque de alguna manera esto define lo que hoy en día somos como
naciones latinoamericanas, una mezcla.
Debemos analizar e imaginar el choque cultural que
sobrevino con este encuentro, es como si en pleno siglo XXI la humanidad se
viera frente a otras manifestaciones de vida fuera del planeta tierra. Para el
siglo XV, el encuentro del mundo europeo con los territorios americanos debió
haber sido igual o incluso hasta más fuerte.
Las naciones americanas de hoy en día tenemos en común
una tradición prehispánica más fuerte en algunas regiones que en otras, pero es
indudable que el proceso de evangelización que los españoles iniciaron en
territorio americano acompaña nuestro pasado y nuestro presente.
A raíz del choque entre estos dos mundos: el europeo y el
americano hubo también una mezcla racial muy importante. Esto en la sociedad
novohispana dio como resultado una estratificación de la población en donde era
muy importante el color de la piel. Hoy en día eso caracteriza a las naciones
americanas, la diversidad racial a lo largo y ancho de sus territorios.
La importancia de estudiar también los virreinatos
americanos radica en reconocer que el idioma que la mayor parte de los países
latinoamericanos habla es el español y eso es producto de la herencia hispana.
Es evidente que tenemos muchas aristas desde las cuales
podemos emprender nuestro análisis de este factor integrador en América. Habría
también que reconocer que no podemos tachar nuestra herencia hispana y concentrarnos
solamente en defender el pasado indígena de cada una de las naciones. Es
necesario que tomemos en cuenta que somos mezcla del mundo prehispánico y el
europeo y que eso hace precisamente que Latinoamérica sea tan maravillosa en
cuanto a expresiones de cultura.

Las sociedades latinoamericanas se
caracterizan por la mezcla de razas que tuvieron lugar luego de la conquista
española. El color de piel resultaba fundamental para establecer diferencias
sociales y poder posicionarse en una pirámide donde la base la constituían los
sectores más marginados mientras que los blancos, ocupaban la cima de la
pirámide social.

Hay que destacar que una de las herencias en
común que tienen las naciones latinoamericanas e precisamente la que tiene que
ver con el proceso de evangelización. La mayor parte de los latinoamericanos
profesan la religión católica que es una herencia hispánica muy fuerte y que no
se puede ni debe negar, pues de hacerlo estaríamos negando un proceso histórico
que define quienes somos actualmente.
VER VÍDEO:
Fuentes:
Cortés Hernan, Cartas
de Relación, México, Porrúa, 2007.
Servando Teresa de Mier, Historia de la Revolución de Nueva España, edición facsimilar de la
de 1813, Londres, Guillermo Glindon imprenta.
Gobierno de España. Ministerio de Educación y Cultura http://pares.mcu.es/Bicentenarios/portal/virreinatos.html
[1] El padre Fray Servando Teresa de Mier
considerado como uno de los ideólogos más importantes del movimiento
independentista en México en su Historia
de la Revolución de la Nueva España alude al rompimiento del pacto originario
entre americanos y españoles que se estableció en el momento de la conquista,
cuando se les otorgó a los americanos las mismas posibilidades de participar en
la toma de decisiones para el reino de España. Esto provocó serias dificultades
porque tras la ocupación de las tropas napoleónicas en 1808 en España y no
tener un rey español, los problemas de representación en América fueron
sumamente difíciles y no había manera de representar los intereses de la propia
América ante la metrópoli.
Para más información sobre el pacto
originario entre conquuistdores españoles y la administración española véase:
Hernán Cortes, Cartas de Relación.
[2] Las capitulaciones de Santa Fé fueron
firmadas el17 de abril de 1492 en Santa Fe, Granada. Son acuerdos entre los
reyes católicos y Colón con respecto a las atribuciones que éste tendría en
tanto que se hallaran nuevos territorios.
[3] Esto quiere decir que el Rey español
era quien decidía cuándo y por quién hacer el cambio de virrey en alguna de sus
posesiones americanas.
[4] Leslie Bethell, ed., Historia de América Latina, Barcelona,
2° edición, t. II, Grijalbo-Mandori, p.
30
[5] En 1700 se había llevado a cabo la
Guerra de Sucesión española. Hasta ese momento había reinado la dinastía de los
Habsburgo; sin embargo, al no haber heredero de esta casa reinante se recurrió
a la dinastía Borbón que tenía descendencia francesa. Hoy en día la
administración española continua siendo borbónica.
